Hace unos días fuimos a degustar la tapa solidaria que ha propuesto el Grupo Andilana durante este mes de enero. Como sabéis, la iniciativa consiste en que 12 restaurantes del Grupo ofrezcan cada mes una tapa por 1€ y lo destinen íntegramente a 12 entidades sin ánimo de lucro. Pues bien, nosotros somos una de esas entidades y «nuestra» tapa es la brandada de bacalao con chips de berenjena a la miel. Una verdadera delicia que pudimos saborear en el restaurante Basílico Gastrobar, situado en Avinguda del Paral.lel, número 142 de Barcelona.

Había quedado con mi madre a las 14h allí. Yo acababa de salir de una terapia (¡ya sabéis que esto de trabajarse a uno mismo no termina nunca!) y estaba con la cabeza como un bombo. Además, para mayor inri, el día anterior me tomé un café sobre las 20h y el camarero, ignorando mis necesidades, decidió servírmelo con cafeína. Con lo cual no dormí ni un minuto. Qué tiempos aquellos en los que el café era como agua para mí… Le pedí a una camarera muy amable una Coca Cola (por aquello de no bajar los niveles en sangre) y esperé a que llegará la matriarca. Tenía ilusión con esa comida, hacía tiempo que no nos veíamos con un poco de calma y, además, era la primera vez que una empresa colaboraba con nuestra fundación. Así que había mucho que celebrar.

Cuando llegó, me dijo que venía del dentista pero que nada le iba a impedir hacer aprecio a semejante regalazo. Y así fue… ¡se puso las botas! De primero pedimos algo de picar y tengo que destacar, sin duda, las minicroquetas con chipirones en su tinta y alioli marino. «¡Menuda exquisitez!», como decía mi amatxi. Por supuesto, también pedimos el plato estrella, la brandada de bacalao con chips de berenjena a la miel. Y no una ni dos ¡sino seis! No os he comentado que al final se sumó el resto de la familia, que al enterarse vía WhatsApp, aparecieron sin pensárselo.

Yo de segundo me pedí el tataki de atún con aguacate cremoso, ensalada de hinojo fresco y salsa teriyaki, un plato espectacular. No recuerdo qué comió el resto (aquí tenéis la carta completa) pero sí puedo escuchar todavía —y me entra la risa— la cantidad de veces que mi madre dijo: «¡Qué bueno está esto por favor!». Y mi madre vivió muchos años en el norte así que para que diga eso es que los ingredientes son de extraordinaria calidad.

Pasamos un rato genial de risas y de disfrute. No hay nada como sentarse a comer bien junto a la familia. Gracias al Grupo Andilana por echarnos una mano con la fundación y, por supuesto, por darnos la oportunidad de sentirnos parte de algo más grande. Deseamos mucho éxito al resto de las entidades, ojalá se recaude de manera que todas puedan llevar a cabo su actividad. Iniciativas como la de este grupo son cada vez más necesarias.

Os dejo una foto de la entrada, no hay ninguna nuestra porque, como os he dicho, yo no dormí nada y mi careto era bonito.

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