
—Quiero irme, ya no lo soporto más, prefiero tirarme por la puta ventana antes que seguir aquí oyendo a todos estos putos yonkis.
—Tira de foto.
Esto me contestaban los terapeutas una y otra vez cuando quería dejar el tratamiento. «Tira de foto» es una expresión que se utiliza en algunos sitios cuando te estás desintoxicando y las ganas de consumir son tan voraces que solo quieres salir corriendo. Yo no «tiré de foto» lo suficiente y una mañana me fui del centro para beber. Ese episodio se convirtió en mi «foto” definitiva.
Pero, ¿qué significa exactamente? Si habláis con cualquier adicto recuperado os dirá cómo muchas veces a lo largo del día, le vienen recuerdos en forma de flashes de situaciones que vivió y que le avergüenzan muchísimo. «Fotos» en las que no se reconoce, haciendo cosas que nunca haría ahora que no consume. A mí, después de diez años, sigue pasándome. Salgo a correr un día cualquiera y al mirar al suelo veo una colilla de cigarro de liar y ¡ZAS!… ahí está el relámpago en mis tripas. Un flash que trae la imagen del que fui con 29 años, sentado en un parque sin saber dónde estaba, fumando un porro tras otro intentando bajar la activación que me había provocado la cocaína. Yo, entre domingueros acompañados por sus familias, desubicado y más solo que la una.
Esa sería una «foto» a la que no quieres volver. Un recuerdo que al evocarlo te trae todas las sensaciones de sufrimiento, soledad y culpa que sentías entonces. Un antídoto que te ayuda a poner tus ganas de consumir en su sitio. Porque sabes que si te bebes ese vino que ahora se te presenta de forma tan inocente, acabarás reproduciendo esa instantánea y ya no habrá vuelta atrás.
Este es un recurso que se utiliza mucho durante los primeros años. Con el tiempo, afortunadamente, tiramos de cosas bonitas que nos pasan en la actualidad y que no queremos perder de ninguna manera. Puede ser un instante en el que te has sentido pleno, la mirada de alguien a quien Amas que te acoge, una carcajada compartida, la gamberrada que has hecho con tus sobrinos, el descubrimiento de ti mismo a través de un libro, la llegada a la meta en la Behobia con una amiga que te coge de la mano, un momento con tu perra, su despedida… Hay tanta belleza más allá del consumo, que ya no hace falta utilizar el miedo para dejar de tomar. Lo que sí hace falta es confianza, constancia y mucha paciencia para dejar que vaya llegando esa belleza. Porque llega, os lo aseguro.
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Cada cierto tiempo iremos publicando palabras, expresiones que se utilizan en el tratamiento y que van envolviéndonos en un contexto escrupulosamente terapéutico (las podréis encontrar todas en la etiqueta “ DiccionarioFMA”).
Porque para dejar las drogas todo cuenta, hasta el lenguaje.